(Eduardo Madroñal Pedraza) Hay veces que -cuando uno quiere escribir sobre una realidad- siente la necesidad de exteriorizar otra personalidad y tener otro nombre. Hoy me gustaría llamarme Nora Madroñal. Pero he preferido que las ideas de Nuria Suárez -portavoz y candidata a las primarias de Recortes Cero para las elecciones europeas- me pueblen y sus palabras fluyan por aquí.
Lo primero que Nuria hace es aclarar el panorama y abrir la realidad con un bisturí. Bueno, dos realidades. Una, la brecha salarial de género tiene números, son 5.175 euros al año. Nuria lo expresa: “las mujeres ganamos de media un 23% menos que nuestros compañeros masculinos, realizando el mismo trabajo. Es como si cada año dejáramos de percibir el salario a mediados de octubre. También tenemos mayor tasa de temporalidad. Las mujeres realizamos el 85% de todo el empleo parcial de este país y somos las que más estamos sufriendo el atraco de la inflación y la estafa del Euribor”.
Por eso “una de las principales medidas feministas que necesita nuestra sociedad es la igualdad salarial, pero no a la baja, sino para que nadie cobre menos de 1.300 euros al mes”. Y la alternativa de “los techos salariales no es mera reflexión, es una exigencia de la mayoría de la sociedad, porque son un pequeño y reducido grupo de privilegiados los que cobran sueldos por encima de 50 mil euros al mes”. Acabar con la brecha salarial “no solo sirve para mejorar la vida de quienes más sufrimos la precariedad -las mujeres- sino que sirve para mejorar la de la mayoría”.
Y una segunda realidad con la que Nuria continúa: “Pero si esta primera realidad nos roba el bienestar y la prosperidad, hay una segunda que nos quita la vida. En 2023, la violencia machista asesinó a 55 mujeres en España, seis más que el año anterior. No son números. Cada una tenía un nombre, un rostro, unos sueños. Se llamaban Belén, Natalia, Caterina, Arantxa, etc. El machismo se ha llevado la vida de 1.237 mujeres desde que se empezaron a contabilizar estos crímenes, hace 20 años”.
Nuria reclama para acabar con la violencia machista “el necesario incremento de la inversión en formación, profesionales, acompañamiento, pisos de acogida, prevención y empleos que aseguren la independencia a las mujeres que denuncian y dependen económicamente del maltratador”.
La unidad, fuerza feminista
Y Nuria sentencia: “para acabar con estas dos lacras necesitamos unidad”. Para ello parte de la reciente historia de movilizaciones “la Huelga General Feminista del año 2018 puso de manifiesto la enorme fuerza popular del movimiento feminista. Un verdadero terremoto, un vendaval revolucionario recorrió el país. Se estima que más de 5 millones de mujeres participamos en la huelga y en manifestaciones masivas en todo el país”. Y destaca que “era una huelga, una forma de lucha del movimiento obrero, y que, como tal, reivindicaba la fuerza de la mujer trabajadora en todos sus frentes, con el lema “¡si nosotras paramos, se para el mundo!”.
Aunque Nuria es consciente de los problemas surgidos, “desde entonces, el movimiento feminista ha sufrido divisiones”, pone en primer lugar la unidad, “no nos podemos permitir las divisiones. Las razones que han provocado estos desacuerdos, y a veces enfrentamientos, no son baladíes, son legítimas y tienen importancia, pero en ningún caso se deben anteponer a lo que nos une, que es mucho más”. E insiste en que “cada vez que las mujeres nos enfrentamos o se produce alguna división, somos más débiles frente a la violencia machista”. Porque “quien nos quiere calladas, primero nos quiere divididas”.
La lucha del 8M, un éxito
Nuria lo tiene claro, “este 8 de marzo 2024 ha sido un éxito, por encima de cualquier división, el movimiento feminista, el grito de “se acabó” de millones de mujeres ha inundado las calles y las ha llenado de reivindicaciones, de lucha, color y fuerza”. E insiste, “este 8 de marzo las mujeres de nuestro país han dado una verdadera lección. No han hecho caso de las divisiones y, por supuesto, no digamos de los rancios argumentos que lanzan desde la derecha, y han salido, como decía Celaya [en su poema ‘España en marcha’, que tantas veces hemos oído a Paco Ibáñez cantándolo], ¡A la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo!”
Por ello, Nuria plantea “hay que tomar nota y ponernos, codo con codo, a defender los derechos de las mujeres trabajadoras, porque ya es hora de acabar con los asesinatos y con cualquier tipo de violencia machista, porque ya es hora de que alcancemos la igualdad salarial que es la base de nuestra independencia y de nuestra libertad”.
Y Nuria termina reafirmando dos ideas clave, “hay que redistribuir la riqueza para incrementar la inversión en la lucha contra la violencia machista, acabar con la brecha salarial e incrementar los salarios. Mientras millones de mujeres recorren las calles, una pequeña élite obtiene beneficios extraordinarios a costa de nuestros bolsillos. No es aceptable que bancos y monopolios estén presentando cifras récord de beneficios y luego falten recursos para lo importante, como salvar vidas de mujeres y acompañarlas para que se atrevan a denunciar. Esto es también el 8M. También para esto necesitamos la más amplia unidad”.
Por Eduardo Madroñal Pedraza