(Jesús Miguel Relinque Mota, Profesor de Instituto de Málaga ) Es lógico y habitual que cuando ya llegamos a cierta edad , pasada la cincuentena, hagamos memoria de lo que ha sido nuestra vida y de los acontecimientos y situaciones por las que hemos pasado.
Todos esos momentos son aprendizaje para nuestra madurez, nuestro cerebro y nuestro corazón y espíritu.
Yo personalmente he llegado a la conclusión de que lo más importante son los momentos que compartes con los que amas, ya sean amigos , familiares , vecinos ,personas del entorno laboral o de cualquier ámbito.
Esos momentos son infinitamente más valiosos y relevantes que cualquier posesión material o que todo el dinero del mundo y además esos momentos son muchas veces irrepetibles.
Considero primordial ser yo mismo y ser aceptado por las personas que tengo a mi alrededor tal y como soy.
Esto no siempre es fácil , pero para ser verdaderamente feliz debes aceptar a tus seres queridos y ser aceptado por ellos, sino la sensación y sentimiento de insatisfacción puede llegar a ser muy profunda e insoportable, hasta el punto de no desear ver más a esas personas que no te aceptan como eres.
El ser aceptado , querido y respetado por las personas a las que amamos es el requisito fundamental para tener una vida feliz y plena y el que dice lo contrario o bien no dice lo que siente y piensa o bien tiene algún tipo de patología psicológica o está tratando de mentirse a sí mismo.
Mentirse a uno mismo no ayuda en nada a evolucionar como ser humano, simplemente pospone los problemas que uno tiene para más adelante y nos causa un desasosiego y tristeza además de una frustración que no se supera hasta que nos enfrentamos a la realidad de que todos queremos ser aceptados tal y como somos , queremos ser apreciados por los demás y queremos formar parte de un grupo familiar , profesional , de amistad o cualquier otra clase de grupo social.
En definitiva el hombre es un ser social que necesita de los demás y que sobre todo necesita ser comprendido con sus aspectos positivos y negativos que todo ser posee.
Aunque todo es muy relativo y depende absolutamente de la percepción subjetiva de cada individuo.
Para algunas personas un defecto es una virtud y para otras personas una virtud es un defecto.
De este modo estamos sometidos constantemente a lo que yo llamo «Juicio social inevitable», que nos puede condenar a ser muy infelices sino relativizamos las percepciones y opiniones sobre nosotros que puedan tener otras personas, y sobre todo teniendo en cuenta que el ser humano es mutable y lo que hoy es bueno para alguien mañana puede ser malo y viceversa.
Por consiguiente siempre debemos tomar en consideración el carácter mutable y cambiante de las personas porque eso es vital para no tomar las cosas de una manera extrema y situarlas en un lugar más equilibrado y moderado.
En demasiadas ocasiones nos precipitamos al hacer una valoración sobre un comportamiento de alguien y nos equivocamos totalmente y el tiempo nos lo demuestra. Y ese alguien que es juzgado erróneamente se siente rechazado y frustrado ya que no relativiza ese juicio de un modo adecuado y le da mayor importancia de la que debe y finalmente tan sólo es un comentario momentáneo que puede cambiar con el trato posterior entre ambos individuos.
De este modo creo firmemente que muchos problemas en las relaciones humanas tienen mucho que ver con confusiones e interpretaciones muy radicales de juicios o comentarios hechos por terceros que muchas veces no tienen una base y una información suficiente de la persona juzgada y con el paso del tiempo cambian su valoración al poseer mucha más información y conexión con el individuo que ha sido juzgado a priori sin suficientes argumentos o datos.