(Eduardo Madroñal Pedraza) Israel debe parar inmediatamente el genocidio en Gaza, Hamás debe liberar incondicionalmente a los rehenes israelíes. Igual que denunciamos a Netanyahu como genocida y exigimos que pare la guerra, también exigimos a Hamás la liberación incondicional de los rehenes.
En las protestas que miles y miles de ciudadanos pacifistas israelíes -judíos y árabes- protagonizan en Tel Aviv y otras ciudades contra la guerra genocida en Gaza y contra el gobierno ultraderechista de Netanyahu se leen carteles y consignas como “una masacre no justifica otra masacre”, reza una en castellano, seguramente escrita por una pacifista sefardí, junto a otras como “sólo la paz nos traerá seguridad” y “alto el fuego inmediato”.
Pero hay otras que piden “liberad a los rehenes”, “devolvédnoslos sanos y salvos, ahora”. No puede ser de otra manera. Muchos de los familiares de los 240 secuestrados por Hamás el 7 de octubre, incluso también de las víctimas mortales de Hamás en sus atroces incursiones terroristas en el festival de música y en los kibutz, son activos integrantes del movimiento pacifista israelí.
Maoz Inon, empresario y activista por la paz muy conocido en Israel -cuyos padres, pacifistas como él, fueron asesinados por Hamás-, clama por la liberación incondicional de los rehenes, al mismo tiempo que denuncia que Netanyahu, en su brutal ofensiva que masacra a los civiles palestinos, ha abandonado a los rehenes.
Los pueblos, los países y las instituciones denuncian
El mundo ha reaccionado, levantando una ola de rechazo y condena contra Tel Aviv por sus flagrantes crímenes de guerra. Empezando en el mismo seno de Estados Unidos, que está viviendo la mayor ola de movilizaciones antibelicistas desde la guerra del Vietnam. Y según varias encuestas, una mayoría del pueblo estadounidense desaprueba el respaldo que la administración Biden está dando al criminal gobierno de Netanyahu.
Como no podía ser de otra manera, los pueblos musulmanes son la punta de lanza de la ola de rechazo internacional al genocidio que el Estado de Israel está cometiendo en Gaza. Y está teniendo un impacto inmediato en los gobiernos de los distintos y opuestos países árabes, logrando fusionar en una sola cumbre árabe islámica lo que iban a ser dos distintas -la de la Liga Árabe, encabezada por Riad, y la de la Organización para la Cooperación Islámica, encabezada por Teherán- con la participación de Arabia Saudí e Irán, así como de la Autoridad Nacional Palestina, Egipto, Irak y Siria. Aliados y enemigos de EEUU e Israel se han unido en condenar la invasión de Gaza.
Por ejemplo, el presidente de Indonesia pedía a la Casa Blanca que hiciera más para parar las atrocidades en la Franja de Gaza y lograr un alto el fuego. Igualmente, el primer ministro de Malasia criticaba Biden y Blinken -delante de los dignatarios del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico- que “nos pide que condenemos a Rusia en Ucrania, pero permanezcamos en silencio ante las atrocidades de Israel de matar mujeres y bebés en Gaza”.
La Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya ha recibido también la denuncia de países como Argelia, Colombia, Sudáfrica, Bangladesh, Bolivia, Comoras y Yibuti, para pedirle que investigue los crímenes de lesa humanidad que se cometen en los territorios palestinos ocupados por Israel. Ni Israel ni EEUU reconocen la jurisdicción del CPI, pero sí la Autoridad Palestina, por lo que los crímenes cometidos en los territorios palestinos pueden y deben ser investigados y condenados por La Haya.
No hay una Europa, hay dos
Hay gobiernos europeos que -siguiendo las órdenes estadounidenses- apoyan a Israel en su guerra genocida, mientras criminalizan las movilizaciones de sus pueblos contra las matanzas de civiles. Otros -como España, Bélgica e Irlanda- piden un alto el fuego ante los crímenes de guerra israelíes, condenando los crímenes contra todos los civiles.
No es correcta la consigna “Israel culpable, Europa responsable”. Es cierta en referencia a líderes europeos como Úrsula Von der Leyen, Rishi Sunak, Olaf Scholz, Emmanuelle Macron y Giorgia Meloni; pero no es cierta señalando a toda Europa, a todos los europeos, porque en sus instituciones, en sus gobiernos, y especialmente en sus opiniones públicas, hay muchas otras voces que claman contra los crímenes de guerra israelíes y exigen un alto el fuego inmediato.
Otros gobiernos, como España, sí han elevado la voz contra la matanza de civiles, están exigiendo al cese inmediato de los bombardeos israelíes, y sí han apostado por la solución de los dos Estados y el reconocimiento de una Palestina independiente. El propio Josep Borrell ha ido a Tel Aviv y ha dicho que “un horror no justifica otro” y que “todas las vidas valen lo mismo”, denunciando la muerte de “civiles inocentes, incluidos miles de niños” y la violación del derecho internacional. Portugal, Grecia, Polonia, Malta y Eslovenia también han pedido oficialmente el cese de los bombardeos y la apertura de corredores humanitarios.
Israel debe parar el genocidio, Hamás debe liberar a los rehenes
En las masivas movilizaciones en EEUU -las más multitudinarias desde la guerra de Vietnam-, muchas protagonizadas por judíos estadounidenses, las consignas contra la guerra y contra el apoyo militar de Washington a Israel están indisolublemente ligadas a la exigencia de que Hamás libere, sanos y salvos, a todos los rehenes.
Como los pacifistas, en Israel, en EEUU y en todo el mundo, exigimos al Estado de Israel que detenga su genocidio en Gaza, sus crímenes de guerra contra la población civil. Y exigimos a Hamás que libere de manera inmediata e incondicional a todos los rehenes israelíes, porque usar civiles, mujeres y menores es terrorismo. Tan valiosa es una vida de un civil palestino como la de un civil israelí.